Petro, la criptomoneda del gobierno de Venezuela


El petro debía ser la criptomoneda con la que Venezuela iba a "vencer el bloqueo financiero", según el presidente de ese país, Nicolás Maduro.

"No existe" o "fue una estafa" suelen ser las primeras respuestas que se obtienen al preguntar sobre el petro a expertos en criptomonedas. El motivo: el petro está ausente en todas las grandes exchanges o casas de cambio internacionales, esas plataformas digitales como Binance o Coinbase donde los usuarios compran y venden bitcoins, ethers, litecoins o cualquiera de las más de 2.300 criptodivisas que existen en el mercado.

Sin embargo, el gobierno venezolano no deja de anunciar nuevos usos para el petro: importar, pagar impuestos, habitaciones de hotel, las tasas para obtener el pasaporte...
Además, durante el último año ha adjudicado bonos extra en petros a pensionistas, a portadores del carnet de la patria (un documento de identidad opcional que la oposición considera un instrumento político) y a finales de junio Maduro "ordenó" que se abra un millón de wallets ("billeteras" digitales en las que se almacenan las criptomonedas) en petros para jóvenes.

A esta orden se suma la que dio al Banco de Venezuela a principios de julio: que instale taquillas de petro en todas sus sedes para que la gente lo use en sus transacciones financieras.

"Este es el único país del mundo donde el gobierno, como política de Estado, ha asumido iniciativas para que las criptomonedas formen parte de todo el sistema económico, comercial, monetario y financiero del país", afirmó el mandatario.

Fuera de la región, se duda hasta de la existencia de esta criptomoneda.

"No tengo noticias de que nadie lo esté usando realmente ni de que haya despegado o tenido algún tipo de éxito", declaró la semana pasada en referencia al petro Steve Mnuchin, el secretario del Tesoro de los Estados Unidos, en una conferencia de prensa.

"¿Cuál es la verdad y en qué estado está el petro? Para mí es un misterio… Estuve siguiéndolo de cerca pero ya no sé si sigue siendo real", dijo Garrick Hileman, jefe de investigación de la empresa de criptomonedas Blockchain y profesor adjunto de la escuela London School of Economics (LSE).

"No sé de nadie que haya poseído o usado un petro", aseguró Joe Waltman, director ejecutivo de GiveCrypto, la ONG de Coinbase que ayuda a venezolanos dándoles criptomonedas y fomentando el uso de estas en negocios locales. "Nuestra organización es, probablemente, la que más ha trabajado con criptomonedas en Venezuela y yo ya me había olvidado de que el petro existía".

"Nosotros lo vimos bastante al principio, pero después, lo que yo entiendo y, tal vez esté equivocado, es que no se ha podido usar", aseguró Francisco Rodríguez, director de la firma de análisis económicos para el mercado latinoamericano, Torino Economics.

Tom Robinson, cofundador de la compañía de análisis de blockchain Elliptic, también le perdió el rastro: "En la industria, todos consideran al petro una especie de broma, no creen que sea una criptomoneda de verdad. Consideran que es un engaño".

"No hemos visto evidencia en ninguna blockchain de que exista o esté siendo transferido.

No está cotizando en ninguna casa de cambio, así que, hasta donde entendemos, no existe".

"Si fuera una verdadera criptomoneda, eso significaría que cualquiera puede hacer transacciones con ella... Los creadores no tendrían control sobre ella así que no podrían determinar si cotiza en una casa de cambio o no. No creo que sean las casas de cambio las que hayan decidido no ofrecerla. Hay cientos en todo el mundo y muchas de ellas ignoran por completo las regulaciones, así que se esperaría que estuviera en al menos una de esas. Pero sucede que no está en ninguna y creemos que es porque no existe. Al menos, no como criptomoneda", concluyó Robinson.

El petro sí cuenta con la tecnología blockchain, como pudieron comprobar un par de expertos para BBC Mundo. Pero su control está centralizado.

Solo se puede comprar en determinados lugares: con bolívares en la sede de la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas (Sunacrip), con criptomonedas en las casas de cambio venezolanas autorizadas por el gobierno y con bitcoins, litecoins o dashes en la página web http://www.petro.gob.ve

Este último método fue el que usó Ángel Ruzza, un profesor universitario de informática en Venezuela.

Como muchos venezolanos, en los últimos años ha recurrido a las criptomonedas para evitar que sus ahorros se esfumen con la hiperinflación, que este año alcanzará 10.000.000%, según el Fondo Monetario Internacional (FMI).

"Usar criptomonedas me ha ayudado a hacer compras a nivel internacional en páginas como Amazon... Aquí colocan el precio de los dólares demasiado inaccesible para uno, que tiene bolívares. Con criptomonedas sale más económico".

Ruzza afirmó que empezó a comprar el petro "para darle usabilidad". Pero esta es limitada. Él lo emplea para comprar otras criptomonedas. Como un corredor de bolsa, "tracea" las fluctuaciones en los precios del bitcoin y el petro en el mercado secundario "para que no haya pérdida".

Según explicó, el petro se puede conseguir unos US$5 o US$10 más barato en las casas de cambio permitidas, como Amberes Coin. 

"Uno lo consigue más económico por allí y luego lo cambia a bitcoins... Y, cuando uno realiza la conversión, te lo transfieren en bolívares pero a tasa oficial".

El profesor espera a que el bitcoin baje para comprarlo; después, a que suba para adquirir petros con él y, luego, a que baje una vez más para volver a comprar bitcoins con estos petros que valen más porque son canjeados a la tasa oficial que garantiza el gobierno. 

Puede parecer un proceso demasiado largo y complejo para una ganancia que no supera los US$10, pero Ruzza cree que vale la pena en la complicada situación económica que vive Venezuela.

Quien quiera usar los petros para comprar algo más que bitcoins puede dirigirse al único negocio donde se acepta esta criptomoneda: el portal PetroShop, que comenzó a operar el pasado 23 de junio. Allí, un centenar de vendedores ofertan desde un paquete de 48 condones a 0,50192404 petros (US$30) hasta un mes de Netflix por 0,12 petros (US$7).

Su fundador, Carlos Gil, es un arquitecto venezolano que quería "darle un impulso" al petro, así que creó un grupo de Telegram llamado PetroShop Venezuela para poner en contacto a quienes querían utilizar la criptomoneda.

"Al principio comprábamos y vendíamos la propia moneda. Luego, cosas sencillas: desde zapatos hasta licor". Ante el interés que generó el grupo, que hoy suma 653 miembros, Gil decidió emprender y hacer de PetroShop una plataforma de comercio digital.

"El uso del petro ya se está masificando porque el Estado tiene una política de apoyo y bonificaciones a la población. Los más desposeídos incluso tienen la oportunidad de ahorrar en petros. El Estado les otorga bonos y ellos pueden decidir pasarlos a bolívares o mantenerlos en petros".

"Y, cuando lo tienen en petros, no se les devalúa la moneda porque este tiene un precio estable", aseguró.

El valor inicial del petro se fijó en US$60, pero este se va actualizando en base a una fórmula que tiene en cuenta el precio de las commodities más "representativas de la riqueza del subsuelo venezolano": el petróleo, el oro, el diamante y el hierro.

Durante la entrevista, el sitio de PetroShop estaba "colapsado" porque se había "generado mucho tráfico por los anuncios que se han dado últimamente", según explicó el arquitecto.

Él, su esposa y una persona más se encargan del funcionamiento de una página en la que ha puesto muchas esperanzas, pero que de momento no da resultados.

De los 108 artículos disponibles, todavía no se ha vendido ninguno. Aunque Gil se mantiene optimista: "Las transacciones han estado un poco flojas porque la gente quiere tener confianza. Poco a poco hemos ido explicándoles, enseñándoles, se han hecho transacciones de prueba. Todavía, transacciones como tal, definitivas, no se han hecho, pero sí ha habido muchos intentos".

Quien lo desee puede manifestar su intención de compra de petros. En esta fase de preventa la idea es comprobar el apetito del mercado.

El superintendente de las criptomonedas de Venezuela, Carlos Vargas, dijo la semana pasada que el gobierno espera atraer a inversionistas de Qatar, Turquía, así como de países del Medio Oriente, Europa y Estados Unidos en la preventa de su moneda digital.

Cada petro tiene como valor de referencia el precio de un barril de petróleo, del que Venezuela es considerado el país con mayores reservas probadas del mundo.

Eso no significa que cada petro equivalga a un barril, sino que el valor del petro está vinculado con el del crudo venezolano.

Teniendo esto en cuenta debería estar ahora en torno a los US$60, pero el precio de venta del petro dependerá aún de un acuerdo entre los interesados en la preventa y el gobierno.

Según se ha anunciado, se emitirán 100 millones de petros, por lo que el valor total de la emisión se estima en unos US$6.000 millones. De acuerdo con el Libro Blanco, que regula el funcionamiento de la moneda, este martes se empezaron a vender 38,4 millones de criptoactivos.

Ese Libro Blanco señala en un principio que la oferta es fija, pero también se dice que el petro va a poder ser minado si los usuarios así lo acuerdan.

El documento señala también que cuando alguien quiera cambiar su petro, se pagará el precio del barril pero en bolívares, la moneda nacional venezolana, muy devaluada por la hiperinflación que atraviesa el país.

El billete de mayor denominación, el de 100.000 bolívares, apenas equivale a menos de US$0,50 en el mercado de cambio paralelo.

El cambio a bolívares se realizará en plataformas de cambio autorizadas por el gobierno, de las que de momento se conocen pocos detalles.

Su valor va a radicar, sobre todo, según Laura Rojas, experta en finanzas digitales, en la promesa de que se va a crear un mercado en Venezuela y "podrá ser usado más adelante para pagar impuestos y servicios público".

Eso, unido a la promesa del gobierno de que se va a esforzar en promover su uso internacional a través por ejemplo de la estatal PDVSA, que deberá pagar parte de sus transacciones en petros.

Sí, el petro es una de las cientos de criptomonedas que existen y de las que el bitcoin es la más conocida.

La principal diferencia con el bitcoin radica en que el petro estará centralizado por un intermediario, en este caso el gobierno de Venezuela, mientras que el bitcoin es completamente descentralizado. No pertenece a nadie, no está regulado por gobiernos, bancos ni fondos de inversión.

Otra diferencia es el minado. El bitcoin puede ser generado por cualquiera con el equipo adecuado. El petro, según el Libro Blanco, eso dependerá de si los usuarios lo acuerdan porque en un principio la oferta es de 100 millones.

El petro no es la primera moneda digital emitida por un ente centralizado, como puede ser una empresa.

"A partir de aquí se siguen reglas establecidas y predeterminadas que hacen que ni el valor ni la oferta sean manejadas de forma discrecional", apunta Rojas.

El gobierno de Venezuela, con problemas de ingresos, en medio de una grave crisis y presionado por las sanciones financieras de Estados Unidos, lanzó el petro y lo promociona como una solución para poder financiarse y resolver los muchos males que asolan su economía.

Entre los objetivos está crear una moneda alternativa al dólar y una economía digital y transparente para el beneficio de los países emergentes y alejada del sistema financiero mundial, controlado desde Estados Unidos.

Quiere que Venezuela sea "referencia global de soberanía frente a los grandes centros financieros globales".

Con el petro, además, el gobierno busca un ingreso que ahora no encuentra. En abril deberá hacer frente a nuevos pagos de deuda que no puede refinanciar por las sanciones de Estados Unidos.

Las importaciones de un país dependiente del exterior han caído y esto es parte de la explicación de la carencia de alimentos y de productos básicos.

Todo ello en un contexto de una continua caída de la producción de petróleo, casi su única fuente de entrada de dólares, que ni siquiera le ha permitido aprovechar el aumento del precio del barril en los últimos meses.

"La criptomoneda viene a fortalecer nuestra economía", afirmó el lunes el presidente Maduro, sin dar más detalles. "Vamos a tener un éxito total", aventuró.

De acuerdo al Libro Blanco, el 55% de los ingresos recaudados irán a un fondo soberano que el gobierno podrá usar discrecionalmente.

Es la gran crítica que le hace la oposición. El Parlamento, controlado por los rivales de Maduro, ha declarado ilegal el petro.

El economista y diputado opositor de la Asamblea Nacional José Guerra cree que el petro no es una criptomoneda y que se asemeja más a un bono de deuda pública.

Según Guerra, la creación del petro es "una operación de deuda que trata de evitar el control parlamentario", dijo en una reciente entrevista televisiva. Además, se refirió a ella como una inversión "altamente riesgosa".

"Si el gobierno piensa que utilizando el petro obtendrá financiamiento que no puede tener hoy, se va a equivocar", agregó.

La nueva emisión de deuda, de acuerdo con la Constitución, debe estar respaldada por la Asamblea Nacional, la cámara legislativa de mayoría opositora, que se niega a que aumente la enorme deuda del país.

Y a eso se suma que Estados Unidos impide que se refinancie la deuda o se emita nueva a través de su territorio y sus instituciones.

La idea del petro es poder lograr financiamiento fuera de los circuitos de influencia de Estados Unidos que tanto el Ejecutivo como la petrolera estatal PDVSA tienen ahora cerrados.

Sin embargo, el Departamento del Tesoro ya ha advertido a todos los interesados en invertir en el petro.

"Una moneda de estas características pareciera ser una extensión de crédito al gobierno de Venezuela (…). Los estadounidenses que se involucren con la futura moneda digital venezolana pueden estar expuestas a sanciones de Estados Unidos", alertó.

Esto podría ser un factor disuasorio para quien esté en principio interesado en adquirir petros.

La experta Rojas cree que ese es el principal objetivo del gobierno de Venezuela: "Levantar el cerco de las sanciones para conseguir dinero".

"En el mundo privado estas preventas son una innovación respecto a fórmulas tradicionales para levantar capital. Una empresa que empieza o recurre a la venta de acciones o emite deuda para levantar capital cuando tiene un proyecto que está comenzando", afirma Rojas.

Emitir criptomoneda es una alternativa. "El gobierno de Venezuela se montó en esa ola", asegura la experta.

El gobierno ya afirma que lo va a tener, pero hay muchas dudas aún en el Libro Blanco, falto aún de datos específicos clave.

El presidente Maduro habló de haber registrado en la preventa una intención de compra por valor de US$735 millones en tan solo 20 horas desde su lanzamiento.

Para el éxito será clave la confianza.

El propio gobierno es el emisor y el que se compromete a recomprarlos. Y lo hará en un contexto en el que varias agencias crediticias han hablado de default (o cesación de pagos) selectivo por el retraso en el pago de intereses de algunos bonos de deuda.

"Con una criptomoneda no vendes acciones ni bonos. El inversionista no tiene ningún derecho legal sobre el proyecto en el que invierte. Lo único que tiene es confianza en que va a desarrollar el proyecto de acuerdo a lo dicho", explica Rojas.

Eso es lo que hace que toda criptomoneda sea una inversión "altamente riesgosa". "Si además de eso, el emisor no te dice lo que va a hacer, me cuesta pensar que haya inversionistas serios detrás del petro", dice Rojas.

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